Parabola del leñador
Este es uno de los motivos más habituales por el que nos desmotivamos. Porque no afilamos el hacha. Puede ser algo literal, como el mantenimiento y cuidado de nuestras herramientas, pero normalmente somos nosotros mismos, o también las personas con las que nos relacionamos.
Otras causas por las que uno puede sentirse desmotivado son:
Falta de tolerancia a la frustración
Nos frustramos. Tal cual. Tenemos deseos, y no siempre es posible cumplirlos, y eso provoca frustración. Sólo los budistas eliminan el deseo para evitar la frustración. Queremos hacer cosas con cierto nivel de calidad, pero no tenemos tiempo, deseamos objetos, pero no podemos obtenerlos el momento. Por lo tanto, es importante aprender a gestionarlo, ya que no es algo que se pueda evitar, sólo disminuir.
Sufrir un exceso de frustración durante un periodo breve de tiempo
Pero no todo es que no seamos tolerantes a la frustración, a veces en la vida, nos pasan muchas cosas juntas, y aunque tengamos una alta tolerancia a la frustración, llega un momento que nos supera, y entonces llega la sensación de que lo que nosotros hacemos, no importa o no afecta a nuestro entorno, y sencillamente dejamos de actuar porque… ¿para qué? A esto también se le suele llamar indefensión aprendida.
El aburrimiento, por falta de retos
En este caso se trata de un aprendizaje. Las personas aprendemos mediante emociones y mediante repetición. Si no tenemos retos que superar, si no hacemos nada, si nos acostumbramos a no hacer… nos acostumbramos a no responder. Y luego, incluso aunque queramos actuar, nuestro cerebro y nuestro cuerpo no responden.
El estrés, por exceso de problemas
Este caso es igual que el del exceso de frustración, pero aquí la sensación es de que nos quemamos, que ya todo nos da igual, ya que total, “es imposible llegar a todo”.
Vivir en un entorno con personas negativas y pesimistas
Somos seres sociales, e inconscientemente aprendemos por imitación (maravillosas neuronas espejo). Si estamos rodeados de personas pesimistas y negativas, por muy fuertes que seamos, terminará por dejar huella en nosotros.
No tener metas a largo plazo y hacer siempre lo mismo
Me gusta definirlo como: “Todo lo que no cambia, empeora”. Es decir, lo que llamamos rutina. Suele provocar además un sentimiento de vacío, de que algo falta en tu vida. El mejor ejemplo es una pregunta: ¿caminas igual cuando vas algún lado que cuando paseas sin destino definido?
¿Te sientes identificado con algún punto? ¿Llevas bien afilada el hacha? ¿Sabes cómo afilarla?
JMCoach